Luego, sentado tranquilamente a la hora del recreo, he dado buena cuenta de un bocata. Y más adelante, para rematar, en la
Tan bien avituallado, pensé que batiría mi marca haciedo el recorrido habitual que más o menos describí el otro día. Pero no. La subida hasta el Parador Nacional se me atragantó. Llegué hecho una sopa y con tres o cuatro minutos de retraso en comparación de otros días.
Igual es que, de comer tanto, me empieza a pesar un poco el cul...
Juan Pascual
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