Día tras día he ido tomando instantáneas de este monte, muchas de las cuales me han servido para abrir entradas en este blog. A veces, el Almonga ha amanecido cubierto de nubarrones que presagiaban lluvia, otras difuminado por la niebla... o también luminoso. Hoy su despertar ha sido distinto. Ha sido rojo. Yo diría rojo marciano.
¿Por qué hoy así... rojo? ¿Serán los cirros que dispersan la luz del sol, o los aerolitos en suspensión? ¿O tal vez, el picacho sufra un fuerte sentimiento de vergüenza que le ha saltado los coloretes por algo que ha hecho esta noche?
YO QUE SE.
Juan Pascual
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