Una vez conocidos los movimientos de cada pieza pronto escuchó los tambores del combate.
Han pasado ya muchos meses y frente a él han pasado decenas y decenas de contrincantes, corriendo todos la misma suerte: la derrota.
Su táctica es sencilla: atacar sin respiro con piezas siempre protegidas por otras.
Ahora está aquí, en Cervera de Pisuerga, en este Campamento de Verano. Busca a oponentes valientes que quieran batirse con él en duelo ajedrecístico.
¿Alguna mente de entre todos estos chicos y chicas será capaz de hacer morder el polvo a este dominador del tablero?
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Mientras espera un oponente digno, el Príncipe del Ajedrez acumula fuerzas dando buena cuenta de su plato favorito.
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